sábado, 14 de mayo de 2011
Anoche, volvió a ocurir lo inesperado, casi imposible después de tanto tiempo. Pero supongo que es verdad eso que dicen que hay algunas heridas que nunca se curan. Volví a mojar la almohada con mis lágrimas, en parte por impotencia y por rabia, pero sobre todo, fue por recuerdos, fue como vivirlo de nuevo. Cómo me pediste salir, nuestro primer beso, el segundo, el tercero..., ese día tan perfecto, las llamadas, y luego, como no, romper. Volví a rememorar esas palabras, ese tono de voz, esos sentimientos... No me quedó otra que levantarme y apañarmelas para que no se enteraran de que estaba llorando. Fue como volver a esa noche, en las que no podía hacer otra cosa más que llorar, tragándome mis sentimientos o plasmándolos en el papel, sentir ese vacío y darme cuenta que los te quiero por teléfono o las caricias habían pasado ya a mejor vida.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario